Mindfulness alimentacion

Contenidos
Mindfulness alimentacion
Técnicas de alimentación consciente
La alimentación consciente se deriva de la filosofía más amplia de la atención plena, una práctica muy extendida y centenaria utilizada en muchas religiones. La atención plena consiste en centrarse intencionadamente en los pensamientos, las emociones y las sensaciones físicas en el momento presente. El objetivo de la atención plena es ser más consciente de la situación y de las elecciones, en lugar de reaccionar ante ellas. Comer con atención significa utilizar todos los sentidos físicos y emocionales para experimentar y disfrutar de los alimentos que se eligen. Esto ayuda a aumentar la gratitud por la comida, lo que puede mejorar la experiencia alimentaria en general. La alimentación consciente anima a tomar decisiones que satisfagan y nutran el cuerpo. Sin embargo, desaconseja «juzgar» los comportamientos alimentarios, ya que hay diferentes tipos de experiencias alimentarias. A medida que seamos más conscientes de nuestros hábitos alimentarios, podremos dar pasos hacia cambios de comportamiento que nos beneficien a nosotros mismos y a nuestro entorno.
La alimentación consciente se centra en las experiencias alimentarias, las sensaciones relacionadas con el cuerpo y los pensamientos y sentimientos sobre la comida, con una mayor conciencia y sin juzgar. Se presta atención a los alimentos que se eligen, a las señales físicas internas y externas y a las respuestas a esas señales. [1] El objetivo es promover una experiencia de comida más agradable y la comprensión del entorno alimentario. Fung y sus colegas describieron un modelo de alimentación consciente que se guía por cuatro aspectos: qué comer, por qué comemos lo que comemos, cuánto comer y cómo comer. [1]
Ejercicio de alimentación consciente
La alimentación consciente se deriva de la filosofía más amplia de la atención plena, una práctica muy extendida y centenaria utilizada en muchas religiones. La atención plena consiste en centrarse intencionadamente en los pensamientos, las emociones y las sensaciones físicas en el momento presente. El objetivo de la atención plena es ser más consciente de la situación y de las elecciones, en lugar de reaccionar ante ellas. Comer con atención significa utilizar todos los sentidos físicos y emocionales para experimentar y disfrutar de los alimentos que se eligen. Esto ayuda a aumentar la gratitud por la comida, lo que puede mejorar la experiencia alimentaria en general. La alimentación consciente anima a tomar decisiones que satisfagan y nutran el cuerpo. Sin embargo, desaconseja «juzgar» los comportamientos alimentarios, ya que hay diferentes tipos de experiencias alimentarias. A medida que seamos más conscientes de nuestros hábitos alimentarios, podremos dar pasos hacia cambios de comportamiento que nos beneficien a nosotros mismos y a nuestro entorno.
La alimentación consciente se centra en las experiencias alimentarias, las sensaciones relacionadas con el cuerpo y los pensamientos y sentimientos sobre la comida, con una mayor conciencia y sin juzgar. Se presta atención a los alimentos que se eligen, a las señales físicas internas y externas y a las respuestas a esas señales. [1] El objetivo es promover una experiencia de comida más agradable y la comprensión del entorno alimentario. Fung y sus colegas describieron un modelo de alimentación consciente que se guía por cuatro aspectos: qué comer, por qué comemos lo que comemos, cuánto comer y cómo comer. [1]
Lista de control de la alimentación consciente
Deborah Hill solía pensar que era delgada. Su metro setenta y cinco podía soportar mucho peso sin parecer fuera de forma. Pero el año pasado se sorprendió al descubrir que pesaba más de 210 libras, lo que la clasificaba como médicamente obesa.
Hill forma parte del creciente número de estadounidenses -más del 35%, según el Centro de Control de Enfermedades- que se consideran obesos, con un índice de masa corporal de 30 o más. La obesidad aumenta los riesgos para la salud, como las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes, por nombrar algunos, y los costes de la atención sanitaria para tratar las enfermedades relacionadas con la obesidad se están disparando, con estimaciones del CDC en 2008 que alcanzaron los 147.000 millones de dólares.
Pero ahora hay una nueva receta para combatir la obesidad, que va más allá de los regímenes de dieta y ejercicio omnipresentes: la atención plena, la conciencia de nuestros pensamientos, sentimientos y entorno en cada momento.
Los investigadores están aprendiendo que enseñar a las personas obesas habilidades de alimentación consciente -como prestar más atención a las señales de hambre de su cuerpo y aprender a saborear la comida- puede ayudarles a cambiar sus patrones de alimentación poco saludables y a perder peso. Y, a diferencia de otras formas de tratamiento, el mindfulness puede llegar a las causas subyacentes de la sobrealimentación -como el ansia de comer, el estrés y la alimentación emocional- que hacen que sea tan difícil de vencer.
Meditación de alimentación consciente
La alimentación consciente pone la conciencia en el menú, cuando y donde sea que comamos. Además de hacernos conscientes de lo que comemos, pretende transformar nuestra relación con la comida centrándose en el cómo y el porqué de la misma, fomentando un punto de vista más holístico. En última instancia, esto significa que tenemos más posibilidades de entender qué alimentos nos nutren y qué alimentos nos ayudan a mantenernos sanos, al tiempo que se fomenta una apreciación más profunda de cada comida, cada bocado y cada ingrediente.
Inicie su prueba gratuitaEmpuje los sentidos ¿Cuándo fue la última vez que prestó verdadera atención a lo que comía, cuando realmente saboreó la experiencia de la comida? A menudo, comemos con el piloto automático, masticando una comida mientras nuestra atención está en la televisión o en la pantalla de nuestros dispositivos o en un libro o en una ensoñación.
El mindfulness nos invita a eliminar esas distracciones y a sentarnos sin interrupción con nuestra comida y nuestros compañeros. Al hacerlo, empezamos a tomarnos nuestro tiempo durante la comida. Al comer más despacio, saboreamos los sabores, los aromas y las texturas. Reconectamos con nuestros sentidos.